Habitualmente al momento de ver una película elegimos lo que el circuito comercial nos tiene preparado, previamente podemos comprar alguna golosina para disfrutar mientras vemos la película que hemos elegido. Pero si vamos un poco más allá de las cadenas de cine, por afán de conocer otras formas del cine o por curiosidad, podremos encontrar en festivales y ciclos de cine algunas obras que no llegan de forma masiva. El fin de los festivales es algo concreto, dar a películas un público y que ese público tenga la oportunidad de verlas, se trata de un cine algo menos comercial.
Desde hace algunos años comenzó a
gestarse tanto en forma privada como estatal la proliferación de nuevos
espacios audiovisuales que cumplieran con este rol. El caso ejemplar en nuestro
distrito nos refiere directamente al TAFIC Festival Internacional de Cine de
Tapiales, que se reproduce en forma anual y que durante este año celebrará su
doceava edición. Sin lugar a dudas este fenómeno cultural tuvo una contundente
repuesta por parte de los espectadores denotando el interés que tienen los
argentinos por el cine. Aunque esto también sucede con otras disciplinas del
arte puesto que la Argentina está entre los países latinoamericanos que más
consumen cultura. Comparados con el resto de América Latina, los argentinos van
más al cine y a recitales, encabezan la lista de asistencia al teatro, leen más
libros que el promedio regional, escuchan más música y usan la computadora con
mayor frecuencia, por lo cual también se mira mucho cine a través de internet
que va desde plataformas pagas como Netflix a portales como Cuevana.
Según un estudio de la
Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) que se realizó en dieciséis países
de América Latina dice que uno de cada diez argentinos va al cine al menos una
vez por mes; el 52% admite no haber visto ninguna película en la pantalla
grande durante el último año. Las cifras son altas al compararlas con la
región: en Nicaragua (18%), Honduras (20%) y Paraguay (22%) son muy pocos los
que vieron algún film en el último año; el 65% de los latinoamericanos no
asistió al cine durante los últimos 12 meses.
Quizás esto explique el auge y el
éxito que tienen los festivales de cine en nuestro país, según un informe del
INCAA el recuento de espectadores que suman todos estos espacios ha sido de más
medio millón a lo largo y ancho del país, sin tener en cuenta a festivales como
Mar del Plata, Bafici y Pantalla Pinamar.
Hoy el mapa de pantallas audiovisuales
se compone de cien festivales, muestras y eventos dedicados al cine nacional e
internacional, circuito alternativo que se está en estos momentos iniciando su
temporada 2015. Una oferta que abarca tanto largos, medios, como cortometrajes.
Y se ordenan también por temáticas que van desde al cine indígena, los derechos
humanos, la animación, el documental, la diversidad sexual, al cine político y
a las migraciones, entre otros. Otros focalizarán más en el cine comercial, el
experimental o en el más independiente y los que se dedican a cinematografías
especificas de un continente, país, región o ciudad.
En el año 2007 en forma inédita
la organización del Festival de Cine de Tapiales convocó al Primer Encuentro de
Festivales de Cine Argentinos para comenzar a trabajar en forma conjunta,
estableciéndose por primera vez un calendario para la realización de los mismos.
El escenario de aquella reunión fue la Chacra de los Tapiales y se hicieron
presentes más de veinte festivales de cine y tuvo la adhesión de casi todos los
festivales restantes que existían por aquella época, antes del auge en masa de
los nuevos festivales que vendrían.
En la actualidad y luego de
varias reuniones propiciadas por INCAA los festivales de cine han conformado
RAFMA (Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales).
En definitiva en estos casos los festivales son
celebraciones y lugares de encuentro, espacios de discusión y reflexión sobre problemática
diversas, con la necesidad de pensar otras estrategias de distribución, dando
albergue a películas de ambición artística o no pero que no encuentran sitio en
carteleras mayormente acaparadas por Hollywood, estimulando su circulación y
buscando otros modos de producción que faciliten el ingreso de miradas nuevas y
que promuevan su difusión.
En el fondo, los festivales de
cine han ido convirtiéndose en espacios de resistencia, que es lo que debe ser
el arte, resistirse siempre ante las crueles realidades para lograr la
transformación a fin de lograr una mejor sociedad.
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